La atmósfera está cada vez más "sedienta" y agrava un 40 % las sequías en todo el planeta

Un estudio internacional con participación del CSIC revela el papel clave de la atmósfera en la intensificación de las sequías, incluso en regiones húmedas
La absorción de agua por parte de la atmósfera genera sequías
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05-06-2025

La atmósfera terrestre se comporta como una esponja invisible cada vez más sedienta, capaz de absorber la humedad del suelo a un ritmo superior al que puede reponerse. Así lo concluye una investigación internacional publicada en la revista Nature, en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El trabajo muestra que el aumento de la demanda evaporativa atmosférica —es decir, la capacidad del aire para absorber agua en forma de vapor— ha sido responsable de agravar un 40 % las sequías globales en los últimos años. La causa principal, según el equipo científico, es el aumento de las temperaturas debido al cambio climático. Sin ir más lejos, el pasado 2024, la temperatura global subió 1,5 grados.

 

Sequías más intensas incluso donde sigue lloviendo

“El calentamiento global incrementa la demanda de agua por parte de la atmósfera, lo que provoca sequías más graves incluso en zonas húmedas”, explica Sergio Vicente, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) y coautor del estudio. Según detalla, el problema no reside necesariamente en la falta de lluvias, sino en que la atmósfera exige más humedad de la que el sistema terrestre puede reponer.

 

 

Hasta ahora, se conocía la importancia de este fenómeno, pero no se había analizado de forma detallada su impacto global a partir de observaciones reales. El estudio se basa en un conjunto de datos climáticos de alta resolución recogidos durante más de un siglo, combinados con técnicas avanzadas de análisis que han permitido cuantificar la evolución de la demanda evaporativa y su efecto directo sobre las sequías.

 

Los resultados son contundentes: la superficie terrestre afectada por sequías extremas ha aumentado un 74 % en los últimos cinco años, principalmente por este aumento de la demanda atmosférica.

 

Una variable clave para anticipar riesgos

Según los autores, este hallazgo demuestra que los sistemas de vigilancia y prevención deben incorporar la demanda atmosférica como variable clave, y no limitarse a medir precipitaciones o humedad del suelo. Solo así se podrá mejorar la gestión de riesgos en sectores críticos como la agricultura, la gestión del agua, la energía o la salud pública.

 

“Nos enfrentamos a un gran desafío”, afirma Solomon H. Gebrechorkos, primer autor del estudio.

 

“No existe una forma directa de medir cuán sedienta está la atmósfera a lo largo del tiempo. Pero debemos actuar ahora, desarrollando estrategias de adaptación específicas, sistemas de alerta temprana y herramientas eficaces de gestión del riesgo climático”, añade al respecto.

El investigador recuerda que muchas de las zonas afectadas por este fenómeno ya tienen dificultades para enfrentarse a sequías prolongadas, y advierte que su impacto será aún mayor en las próximas décadas si no se toman medidas coordinadas.

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